en cuanto posibilidad y la hace ser tal. El comprender, en cuanto proyectar, es el modo de ser del Dasein en el que éste es sus posibilidades como posibilidades.

En razón del modo de ser constituido por el existencial del proyecto, el Dasein sería constantemente “más” de lo que de hecho es, si se quisiera y pudiera examinar el contenido de su ser a la manera de un ente que está‐ahí. Pero nunca es más de lo que fácticamente es, porque a su facticidad le pertenece esencialmente el poder‐ser. Pero el Dasein en cuanto posibilidad tampoco es menos; es decir, lo que él en su poder‐ser todavía no es, lo es existencialmente. Y sólo porque el ser del Ahí recibe su constitución por medio del comprender y de su carácter proyectivo, y porque él es lo que él llega a ser o no llega a ser, puede decirse a sí mismo, comprendiendo lo que dice, “¡sé lo que eres!”1.

El proyecto concierne siempre a la plena aperturidad del estar‐en‐el‐mundo; (146) en cuanto poder‐ser, también el comprender mismo tiene posibilidades, que quedan bosquejadas por el ámbito de todo lo que puede ser esencialmente abierto en él. El comprender puede establecerse primariamente en la aperturidad del mundo, es decir, el Dasein puede llegar a comprenderse inmediata y regularmente a partir de su mundo. O bien, por el contrario, el comprender se lanza primariamente en el por‐mor‐de, es decir, el Dasein existe como sí mismo2. El comprender o bien es propio, un comprender que surge del propio sí‐mismo en cuanto tal, o bien es impropio. El “in” del término “impropio” no implica una ruptura del Dasein respecto de sí mismo, de tal manera que el Dasein “sólo” comprenda el mundo. El mundo pertenece a la mismidad del Dasein en cuanto estar‐en‐el‐mundo. Tanto el comprender propio como el impropio, pueden ser, a su vez, auténticos o inauténticoscxxviii. El comprender en cuanto poder‐ser está enteramente impregnado de posibilidad. Pero, al transponerse en una de estas posibilidades fundamentales, el comprender no excluye la otra. Por el contrario, puesto que el comprender concierne siempre a la plena aperturidad del Dasein en cuanto estar‐en‐el‐mundo, el transponerse del comprender es una modificación existencial del proyecto en su integridad. En la comprensión del mundo siempre está comprendido a la vez el estar‐encxxix; la comprensión de la existencia en cuanto tal es siempre comprensión del mundo.

En cuanto fáctico, el Dasein ya ha puesto siempre su poder‐ser en una de las posibilidades del comprender.

El comprender en su carácter proyectivo constituye existencialmente eso que llamamos la visión [Sicht]cxxx del Dasein. La visión que tiene lugar existencialmente junto con la aperturidad del Ahí es el Dasein mismo en sus distintas maneras fundamentales de ser ya aclaradas, y lo es en todas ellas con igual originariedad: como



1 Pero, ¿quién tres ‘tú’? Ese que tú, librándote de ti mismo, proyectas al lanzarte decididamente hacia adelante vals den du dich los wirfst] — el que devienes.

2 Pero no como sujeto e individuo, ni como persona.


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Martin Heidegger (GA 2) Ser y Tiempo (Jorge Eduardo Rivera C)