del acercarse mismo: la repentinidad. El ante‐qué del susto es, primeramente, algo conocido y familiar. Pero, si, por el contrario, lo amenazador tiene el carácter de lo absolutamente desconocido, el miedo se convierte en pavor. Y aun más: cuando lo amenazante comparece con el carácter de lo pavoroso y tiene, al mismo tiempo, el modo de comparecencia de lo que asusta, es decir, la repentinidad, el miedo se convierte en espanto. Otras variedades del miedo son la timidez, la temerosidad, la ansiedad, el estupor. Todas las modalidades del miedo, como posibilidades del encontrar‐se afectivo, muestran que el Dasein, en cuanto estar‐en‐elmundo, es “miedoso”. Esta “medrosidad” no debe ser entendida ónticamente como una predisposición fáctica “particular”, sino como una posibilidad existencial de la esencial disposición afectiva del Dasein en general, posibilidad que, sin embargo, no es la única.


§ 31. El Da‐sein en cuanto comprender


La disposición afectiva es una de las estructuras existenciales en que se mueve el ser del “Ahí”. Este ser está constituido, cooriginariamente con ella, por el comprender [Verstehen]cxxv. La disposición afectiva tiene siempre su comprensión, aun cuando la reprima. El comprender es siempre un comprender afectivamente (143) templado. Si lo interpretamos como un existencial fundamental1, con ello se muestra que este fenómeno es comprendido como un modo fundamental del ser del Dasein. En cambio, el “comprender” en el sentido de un posible modo de conocimiento entre otros, diferente, por ejemplo, del “explicar”, deberá ser interpretado, junto con éste, como un derivado existencial del comprender primario que es con‐constitutivo del ser del Ahí en cuanto tal.

La investigación hecha hasta ahora ya ha tropezado con este comprender originario, pero sin haberlo tematizado explícitamente. Que el Dasein, existiendo es su Ahí, significa, por una parte, que el mundo es “ahí”; su ser‐ahí es el estar‐en. Y éste es, asimismo, “ahí”, como aquello por mor de lo cual el Dasein es. En el por-mor-de está abierto el existente estar‐en‐el‐mundo en cuanto tal; esta aperturidad ha sido llamada comprender1. En la comprensión del por‐mor‐de está coabierta la significatividad que en él se funda. La aperturidad del comprender en cuanto aperturidad del por‐mor‐de y de la significatividad, es cooriginariamente una aperturidad del íntegro estar‐en‐el‐mundo. La significatividad es aquello en función de lo cual el mundo está abierto como tal. Que el por‐mor‐de y la significatividad están



1 en la perspectiva de una ontología fundamental, e.d. desde la re‐ferencia a la verdad del ser.

1 Cf. § 18.


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Martin Heidegger (GA 2) Ser y Tiempo (Jorge Eduardo Rivera C)